viernes, 8 de marzo de 2013

Un presidente universal


 Arianne Arrúe Pérez
“Chávez murió… todavía hay personas que no lo pueden creer. Y es que la noticia  vino como esas tantas que son incomprensibles como la propia muerte.
 Confieso que ver las imágenes de ese pueblo venezolano llorando en masa me conmovieron y en más de una ocasión uní mi llanto al de ellos”.
Reza una frase martiana: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. Sin dudas, el Comandante Chávez rebasó las expectativas de millones de venezolanos y ciudadanos del mundo. Los diversos programas sociales que tuvieron lugar durante su mandato contribuyeron a que los más desposeídos pudiesen decir por primera vez, “Yo existo”. No por error se le llamaba el presidente de la inclusión.
Su muerte hoy se llora desde disímiles partes de la geografía mundial, los más ancianos comentan que en toda su vida no recuerdan una pérdida que impactara tanto ni de tal manera.
Chávez murió… pero su legado es imperecedero.
Pensemos entonces que hoy nos mira desde arriba junto a Martí y Bolívar con la satisfacción de haber dado siempre lo mejor de sí para la seguridad de la Patria Grande.
Chávez murió, pero murió aquel. Hoy en nuestra América quedan aún cientos, millones de Chávez…

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